Senderismo en Quebrada de Macul

Durante esta semana, que ya se esta yendo, estuve preparando mi equipo y pertrechos para futuras aventuras, y este sábado recién pasado decidí poner a prueba mi equipamiento en una aventura en las cercanías de santiago, el lugar escogido fue Quebrada de Macul en la comuna de Peñalolen, muy fácil de llegar en locomoción publica, todas las micros amarillas «D» tienen una terminal muy cerca del acceso.

Fueron dos jornadas las que estuve en la quebrada, ambas me dejaron con sentimientos encontrados, debido que por un lado, lo bondadosamente agreste que resulta la rivera del río que atraviesa la quebrada, me enmudecieron frecuentemente, solo para devolverle la sonrisa a la quebrada.

Durante los años, los visitantes han creado estanques muy buenos, con la suficiente profundidad para que los niños se bañen tranquilamente, algunas alcanzan fácilmente 1.50 metros de profundidad.

Apenas podía ser consciente del rítmico compás que seguía la quebrada, la suave y refrescante brisa, el agua golpeando las rocas, el vaivén permanente de las ramas de los arboles, las nubes paseando despreocupadamente y sin ninguna prisa tras los cerros.

después de zambullirme en un estanque, ya se hacia momento de detenerse a buscar un lugar para pasar la noche, algún lugar donde no pudiesen llegar las vacas a pastar o a otra cosa. Encontré un buen lugar con un poco de pendiente, a la sombra de un pequeño árbol y, para ser sincero, muy cerca una caída de casi 5 metros sobre la rivera pedregosa del río. Solucione el problema de la pendiente cavando una pequeña zanja «antivuelco» que evitara cualquier deslizamiento por la pendiente.

Junto con el descanso, ya era hora de finalmente comer, el menú del día fue una lata de atún y para beber, agua. El atardecer se cernía muy lentamente sobre los arboles.

La primera en aparecer, fue ella, siempre reluciente, aún creciente pero siempre bella, la hermosa y misteriosa reina del anochecer, tras ella, uno a uno sus súbditos iban apareciendo.

Las noches a la intemperie siempre se me han hecho muy largas, es muy poco el sueño que logro conciliar, no es miedo, es mas bien la sobre estimulación de los sentidos, las estrellas brillando, el caudal del río y ese añorable olor a bosque.

En la mañana temprano recogí mi improvisado campamento, arme mi mochila y emprendí el camino de regreso a Santiago, la aventura estaba llegando a su fin. probé un camino de regreso diferente, no me entusiasmaba seguir mis pasos por la rivera del río, este sendero  me llevo a las cercanías de la Universidad Adolfo Ibañez.

Mencione anteriormente que esta visita me provoco sentimientos encontrados, la belleza agreste de la quebrada es menguada por la estela de deshechos que dejan los visitantes tras su paso, latas de cerveza, botellas plásticas, bolsas, restos de melones flotando río abajo y lo que es quizás peor, la nula disponibilidad que tienen las personas por remediar la situación, son estas muchas de estas personas las que se golpean el pecho en las manifestaciones en pro de la conservación del medio ambiente.

Antes de irme, me acerque a un basurero y tire la lata de atún que había almorzado el día anterior.

 Saludos.

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